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Chavez,
el nuevo Castro |
Por
Maria Elena Salinas
Syndicated Columnist |
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El
presidente de Venezuela Hugo Chávez nunca sed ha
limitado al expresar su desdén por el presidente
George W. Bush. En su programa semanal "Aló
Presidente" Chávez le ha llamado de todo al
presidente de Estados Unidos. Pero al traer sus insultos
a la reunión de Naciones Unidas en Nueva York,
su intención, más que golpear a Bush, fue
la de promover su propia imagen como líder de las
fuerzas anti americanas alrededor del mundo.
Fue una frase simple. "Ayer, damas y caballeros,
el presidente de los Estados Unidos, el caballero a quien
yo me refiero como el diablo, vino aquí, hablando
como si fuese el dueño del mundo," dijo en
el podio durante la asamblea general de la ONU. Entonces
hizo la señal de la cruz y agregó: "Aquí
todavía huele a azufre."
Su breve comentario provocó risas en la audiencia
y al final de su discurso recibió el aplauso más
largo del día. No cabe duda que docenas de jefes
de estado se divirtieron con sus palabras.
Muchos de ellos comparten su sentimiento de disgusto por
las políticas de la administración Bush,
pero pocos se atreverían a ser tan directos en
su condena al presidente norteamericano. No fue muy presidencial,
para decirlo de alguna manera, pero lo cierto es que Chávez
logro grandes titulares en Estados Unidos y el resto del
mundo.
A través de los años adversarios de Estados
Unidos han utilizado el foro internacional para criticar
al gobierno y sus políticas. Desde el líder
soviético Nikita Khrushchev hasta íconos
revolucionarios como Fidel Castro y el "Che"
Guevara y el líder palestino Yaser Arafat, han
utilizado palabras duras en la ONU para referirse al gobierno
norteamericano. En 1987 el presidente nicaragüense
Daniel Ortega criticando a Estados Unidos por la ayuda
a los "Contras" le recordó al presidente
Ronald Reagan que "Rambo sólo existe en las
películas."
Durante la asamblea general de éste año
ni siquiera el presidente de Irán Mahmoud Ahmadlnejad
-- el nuevo enemigo público Número 1 --
se atrevió a atacar directamente al presidente
de Estados Unidos. Aunque no fue necesario, ya que su
nuevo amigo Hugo Chávez se encargó de hacerlo
por él.
Entonces ¿qué busca ganar Chávez
con todo esta retórica anti norteamericana? A corto
plazo el jefe de estado venezolano tiene la esperanza
de obtener votos suficientes para conseguir una de las
sillas rotativas no permanentes en el Consejo de Seguridad
de la ONU, algo a lo que Estados Unidos se opone vehementemente.
Venezuela necesita 192 votos, dos terceras partes del
total de afiliados, y con tantos países molestos
todavía por la guerra en Irak, Chávez espera
convencerlos.
A largo plazo parece que Chávez está tratando
de llegar a ser el campeón del anti norteamericanismo
en el mundo. Quiere ser el líder valiente que no
teme confrontar al país más poderoso del
universo, una posición que hasta ahora ha ostentado
extra oficialmente el dictador cubano Fidel Castro. Aunque
Castro retomara el poder después de cederlo a su
hermano Raúl mientras se recupera de su enfermedad,
queda claro que sus días finales están más
cerca.
Estados Unidos ha tenido éxito defendiéndose
de la retórica anti norteamericana de Castro. Aunque
impopular en la mayor parte del mundo, ha podido mantener
un embargo económico contra la isla controlada
por la dictadura comunista durante los pasados 46 años.
Pero enfrentar las amenazas de Chávez representa
otros desafíos. Para empezar Chávez es un
presidente elegido democráticamente. No solo goza
de popularidad en su propio país sino en gran parte
de la región. El lidere venezolano se las ha arreglado
para alinearse con todas las fuerzas anti norteamericanas
en el mundo, y distanciarse de los aliados de Estados
Unidos.
Pero lo que es más importante, Chávez tiene
dinero, y mucho. Venezuela es el quinto productor de petróleo
en el mundo y suministra 15 por ciento del crudo importado
por Estados Unidos. El gobierno venezolano controla la
petrolera Citgo con sede en Houston, y Chávez utiliza
el dinero derivado de los profundos pozos de petróleo
para comprar apoyo en su país con programas sociales
y para comprar influencia en el mundo.
Así como el dictador cubano, Chávez ha dicho
en repetidas ocasiones que es amigo de los norteamericanos,
pero no de su gobierno. Durante su visita a Nueva York
prometió donar una vez más el aceite para
calentadores para ayudar a los norteamericanos pobres
en 18 estados durante el invierno, duplicando la cantidad
donada el año pasado. Una oferta generosa, pero
con amigos así ¿quien necesita enemigos?
(Maria Elena Salinas es autora del libro "Yo soy
la hija de mi padre: Una vida sin secretos." Conectese
a (www.mariaesalinas.com)
(c) 2006 by Maria Elena Salinas
Distributed by King Features Syndicate
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